TEMPORADA 1989/90: TOLEDO 3 – ENDESA 1


Al Toledo le sobraron 67 minutos

Ballester, de corner, y Carlos, debutaron con goles

Crónica realizada por J. Eloy García Orozco, publicada en el diario “Ya” el 31 de diciembre de 1989


Municipal Salto del Caballo. Césped blando, aunque en buen estado. El aforo no llegó a media entrada. Luz artificial desde el minuto 55. Llovió algo al inicio de la segunda mitad.

Alineaciones

CD Toledo: Beamud, Ávila, Cañadas, Serna, Juan Carlos, David, Corchado, Luisito, Bermúdez (Arganda, m.77), Ballester y Carlos (Lolo, m.63)

Endesa: Bandín, Ramón, Peque, Quique, Salido, Fernández, Jaime, Falo, Alfonso, Chano y Nando.

Árbitro

Pino Casado, ayudado por Sánchez Amencija y García Gómez, del colegio madrileño. Bien en la primera mitad, aunque en el segundo gol local, Carlos estaba en línea con la zaga y en el primero se reclamó tímidamente falta al meta, y mal en la segunda mitad, y todo a raíz de pitar el penalti a favor del Endesa, inexistente, denotando a partir de ahí claros indicios de anticaserisimo. Mostró tarjetas a los locales Juan Carlos, más que rigurosa, y Lolo, en tanto por el Endesa, a Falo y Peque, éste doble, por lo que fue expulsado en el minuto 91. Quique hizo méritos sobrados para ver más de una.

Goles

1-0, minuto 4: primer corner, lo bota Ballester, coge un gran efecto y se cuela como una exhalación.

2-0, minuto 12: balón de Bermúdez para Carlos, y éste, en más que dudosa posición, larga un gran derechazo al palo largo.

3-0, minuto 23: Corchado manda al hueco para David, éste controla, avanza unos metros y larga un buen chut que se cuela. Bandín llegó a tocar.

3-1, minuto 59: Cañadas pugna por un balón con Jaime, éste se cae y el árbitro decreta un inexistente penalti. Nando engaña a Beamud.

Comentario

El Toledo despidió el año 1989 con los mejores auspicios tras derrotar al Endesa por 3-1, goles logrados en 23 minutos, es decir, que le sobraron 67, en un tanteo insospechado para el rumbo que ha mostrado el Toledo hasta ahora. El cuadro local no hizo un buen partido, es más, estuvo pero que en buena parte de los encuentros jugados en casa, pero esta vez sí remató con tino y acierto, hasta el punto de aprovechar un 50 por 100 de los disparos a puerta en la primera mitad. Y fueron los debutantes Ballester y Carlos los grandes protagonistas de este último encuentro del año, ya que a los cuatro y doce minutos ponían en franquicia el tanteo, que tuvo su reafirmación en el 23, cuando David aprovechó un buen servicio del super eficaz Corchado.

Pese al triunfo, y a que en la primera mitad dominó por completo a un atribulado Endesa, que en defensa falló lo suyo y en el medio campo siempre fue superado, los locales no jugaron ni mucho menos bien, hasta el punto que en la segunda mitad el Endesa, favorecido por el inexistente penalti al cuarto de hora, fue el amo y si no marcó más goles fue porque nunca a apuró en ataque, pero sí puso en alguna que otra ocasión en evidencia a la zaga toledana.

Todo a pedir de boca

Y es que era para prometérselas muy felices cuando los debutantes Ballester y Carlos ponían el marcador en 2-0. Todo iba a pedir de boca. Ambas ocasiones fueron las primeras de las que dispuso el equipo local, aparte la del minuto diez, en que Carlos cabeceó alto un perfecto servicio de Corchado. El 2-0 era consecuencia de que el medio campo ocal se movía como pez en el agua ante los lejanos marcajes de sus pares. Corchado tenía hambre de balones, Luisito se hartó de robar balones y poner a prueba la dureza de Falo, Ramón y e que le pillara a paso, y David no dejaba de incordiar. Así las cosas, que en el minuto 23, en el cuarto ataque, se materializó el tercer gol, para llegara a renglón seguido la única ocasión visitante en acción del escurridizo y hábil Alfonso, que regateó a Beamud y su tiro a puerta vacía lo sacó bajo los palos Ávila, quien junto a Cañadas, rompieron con la norma de subir por las bandas y estuvieron muy quietecitos.

El Toledo fue todo un dechado de oportunismo, hecho que le había faltado en compromisos pasados, dejándose de exquisiteces y siendo práctico hasta la saciedad, ya que la zaga se comportó de forma muy sobria, con la variante de que los laterales se olvidaron de subir y Juan Carlos y Serna jugaron perfectamente, al no ser tampoco apurados por el Endesa, y aparte el gran trabajo de los centrocampistas, Bermúdez luchó y trabajó lo indecible –parece que el descanso le ha sentado bien- y Carlos no entró mucho en juego, pero se le vio en la boca del gol.

Cambio de papeles

En la segunda mitad, el juego bajó muchos enteros por parte de un Toledo que pareció no querer arriesgar, lo que ayudó a que el Endesa saliera de su abulia y se fuera adelante, aunque sin mayor intención hasta que se llegó al penalti inexistente, que dio alas y ánimos a los de Luis Rodríguez para hacerse amo y señor del medio campo, en el que Luisito siguió hartándose de robar balones y recibir tarascadas, siendo el único que ponía atrevimiento, porque Corchado bajó en su nivel físico y David tuvo que emplearse mucho más en defensa.

Un disparo de Chano en el minuto 66 puso alerta a los de Seseña sobre lo que se les avecinaba, que no era otra cosa que sufrir y defender la renta de dos goles con uñas y dientes, que pudo ser peor si en el minuto 74 Jaime –puede que fuera desplazado por Ávila- acierta a meter el pie en una buena acción de Falo. Seseña sustituyó a los debutantes, pero tanto Lolo como Arganda apenas si entraron en juego, aunque sí sirvieron para dotar al equipo de un temple que se venía abajo por momentos y terminar por aguantar un 3-1 que se fraguó en los veintitrés minutos iniciales, y con Ballester y Carlos de protagonistas.

Y es que por lo sucedido, siempre que se pudiera asegurar, lo mejor sería que en cada partido actuaran dos jugadores nuevos, teniendo en cuenta que cada uno marcó un gol, y casi en las primeras acciones en que tomaron parte. Y es que si Ballester fue básico en el primer gol, luego participó en corners (cinco en la primera parte), un par de faltas, dos cesiones a Beamud y dos o tres balones luchados, en tanto Carlos tocó pocos balones, pero se movió en la zona donde se hace daño a las zagas rivales, por aquello de que cualquier rebote puede ser cazado y besar las redes.