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Luis Cardeña Gálvez
30/06/2016
TEMPORADA 1989/90: ÁVILA 2 - TOLEDO 2.
 
 

TEMPORADA 1989/90: ÁVILA 2 - TOLEDO 2


El Toledo sumó otro positivo

A tres minutos del final el Ávila empató

Crónica realizada por J. Eloy García Orozco, publicada en el diario “Ya” el 19 de marzo de 1990



Municipal Adolfo Suárez de Ávila. Tres cuartos de entrada. Más de quinientos aficionados toledanos en las gradas, que se dejaron oír.

Alineaciones

Ávila:
Benito, Eutiquio, Moyano (Enríquez, m.36) Benito I, Nacho, Cruz Heredia, Cano, Álvarez, Yeli, Diego y Frías (Juan Carlos, m.60)

CD Toledo: Koldo, Ávila, Maíto, Aguilar, Juan Carlos, Ballester, Lolo, David, Bermúdez, Luisito y Paco (Vallejo, m.87)

Árbitro

Carmona Méndez, ayudado por Ortiz Fernández y Hernández Sanguino, del colegio extremeño. Tuvo una actuación regular, muy meticuloso con el equipo local, al que hinchó a faltas y tarjetas. Mostró tarjetas a Nacho, Yeli, Frías, Álvarez y Enríquez, por el bando local y a Ávila por el toledano.

Goles

0-1, minuto 19: doble pared entre Luisito y Bermúdez, que culmina el primero.

1-1, minuto 39: Cano, de gran tiro desde fuera del área, en el que Koldo hizo la estatua.

1-2, minuto 45: Paco, de cabeza, a pase de Bermúdez.

2-2, minuto 87: fallo de Lolo y Álvarez engancha un gran chutazo inapelable.

Comentario

El Toledo consumó su cuarta jornada sin perder y logró un positivo de oro, que pudieron ser los dos, cuando a tres minutos para la conclusión iba ganando por 1-2 y se entreveía que el Ávila iba a perder su primer partido en el Adolfo Suárez, pero un error en el despeje de Lolo –en el primer gol abulense también descuidó la marca de Cano, el autor del empate- propició que Álvarez enganchara un gran tiro que se coló irremediablemente en las redes de Koldo. Un punto que supo a poco, pero que hace justicia.

El caso es que Ávila y Toledo presentaron planteamientos similares, es decir, un libre, Moyano y Juan Carlos, dos marcadores, Benito I y Nacho, por parte local, y Aguilar y Maíto por la toledana, tres centrocampistas, con Cruz Heredia y David en tareas de taponar a los medios puntas rivales, Cano y Luisito, y dos delanteros natos, Yeli y Diego por un lado y Bermúdez y paco por el otro. El Ávila llevaba la iniciativa y ponía en entredicho la labor defensiva verde, quien se encontraba nerviosa, como ya es norma en los inicios de cada encuentro, pero al mismo tiempo se notaba que los de Paulino Lorenzo no perdían la cabeza, y eso que la movilidad de Álvarez y la astucia de Yeli, con quien se las tuvo más que tiesas Maíto, dejaba dudas sobre la fortaleza defensiva toledana.

Aviso de Ballester

Pero todo cambió cuando Ballester sacó una falta con mucho veneno, y entre Benito y el palo derecho dieron lugar a un rechace que Ávila mandó fuera. Era el minuto doce y fue el primer aviso verde, que no pasó desapercibido para los rojos locales, que dominaban gracias a su mejor calidad técnica individual y disposición ofensiva, pero que tampoco las tenían todas consigo. Y tanto, porque en el minuto 19 llegaba una perfecta doble pared entre Luisito y Bermúdez, que acabó con un izquierdazo de aquel que se alojó en las mallas de los de ‘Chato’ González. Entraban las prisas al Ávila, que encima se quedaba sin Moyano, el capitán, con lo que Cruz Heredia, que era el mandamás en la parcela central, pasó de libre, con Álvarez guardándose las espaldas y el sustituto Enríquez el que comenzó a ayudar a Yeli y al algo más retrasado Diego, al que Aguilar le hizo un impecable marcaje.

Susto y reacción

Todo iba sobre ruedas para los de Lorenzo Martín, puesto que iba por delante en el marcador, su rival había variado su esquema original, con lo que ello supone para un equipo que juega ante su público y que, por si fuera poco, no parecía tener confianza en sí mismo. Pero como en fútbol no hay lógica posible y todo cambia en cuestión de segundos, un despiste defensivo, con Lolo que no acabó de ver a su par Cano, y con estatua incluida de Koldo. Cano mandó un disparo duro y seco que se coló sin remisión y que establecía una igualada impensable según iban las cosas. El Ávila comenzó a tener más fe en sí mismo y el técnico local colocó a Eutiquio sobre el pequeño gran Luisito, pero de poco le sirvió, porque de nuevo llegaba la lógica a este deporte, cuando el media punta toledano robó un balón a Frías, mandó al hueco para Bermúdez y éste para el también solitario Paco, quien cabeceó a las mallas a placer, cuando se cumplía el tiempo, que daba de nuevo ventaja a los verdes, cuando más se podía haber temido la reacción rojilla, tras el tanto sorpresivo de Cano.

La segunda mitad, por tanto, no se podía iniciar mejor para los de Lorenzo Martín, quien en vista de cómo iba el marcador, varió su sistema táctico inicial, colocando a Ávila en su habitual carril derecho, para taponar a Enríquez, que aportó más ideas y voluntad en el afán ofensivo, mientras que Luisito dejó su posición de media punta al más disminuido de fuerzas Ballester, en tanto Lolo, por la izquierda, y David, por la derecha, tapaban a la perfección las vías de penetración locales. El caso es que el resultado no pudo ser mejor, porque aparte de controlar las subidas de los interiores Cano y Frías, se influía mentalmente sobre los de Chato González a la hora de perder la compostura y no dejar pensar al supuesto cerebro rojo Álvarez, que no conducía el balón con soltura. Todo eran balones adelante, que Juan Carlos y sus centrados compañeros se bastaban para controlar.

El miedo en el cuerpo

El Toledo incluso se permitía el lujo de encontrar pasillos en la mermada retaguardia local, y en una penetración de David por la derecha, cortada en falta por Frías, provocó que el especialista en faltas Ballester pusiera un nudo en las gargantas de los aficionados locales, con un tiro seco que repelió el palo izquierdo de Benito. Había estado a punto de repetirse la historia de hace siete días, cuando logró el 3-1, también de falta directa, contra el Alcalá. Habría sido la puntilla final para los abulenses.

Fue a partir de aquí cuando comenzaron a entrar los nervios a ambos equipos. A los locales, porque empezaban a pensar que perderían su primer partido en el Adolfo Suárez, y a los visitantes, porque intuían que su cuenta negativa podía ser rebajada por partida doble.

El caso es que el Toledo, cuando transcurrió el primer cuarto de hora, se asentó y dejó de pasar agobios en defensa, porque el Ávila se empeñó en bombear balones al verse incapaz de conducir el balón por las bandas y crear jugadas ante los perfectos marcajes de los toledanos. Su sensación de impotencia debió de llegar a las mentes de los toledanos, que se crecieron, y hasta incluso dominaron las acciones en el medio campo, teniendo mucho que ver también en todo esto la labor del árbitro extremeño, Carmona Méndez, que no se recató nada a la hora de no dejar pasar ni una a los locales, que se encontraron más en una guerra psicológica de faltas, empujones, que no le conducía a nada, hasta que faltaban tres minutos para la conclusión.

Tuvo que ser un balón de tantos, centro sobre el área de Koldo, una cabeza, un forcejeo, el cuero que sale suelto, y un despeje a terreno de nadie, pero en esta ocasión Lolo falló y Álvarez no se lo pensó y encontró un gran tiro, en parábola, ante el que, esta vez, no como en el primero, nada pudo hacer Koldo. Se había esfumado la opción al triunfo y encima la agonía final de ver como el Ávila agotaba sus opciones poniendo, si cabe, todavía más empeño. El susto para la ejemplar hinchada verde, que no dejó de alentar y vitorear a sus jugadores, tuvo que soportar aún una falta al borde de la frontal del área grande, con el tiempo reglamentario ya transcurrido, y que Koldo salvó, no sin apuros.

No había tiempo para más, el Toledo no ha podido ganar, pero tampoco había cedido, y había sumado un nuevo partido, el cuarto, sin perder, y lo más importante, dando sensación de que cada domingo que pasa –ya sólo faltan diez para la conclusión- tiene la permanencia mucho más cerca.

El domingo espera el Pegaso y el triunfo sería el espaldarazo definitivo para Paulino Lorenzo, que está muy centrado y atinado, y para sus entregados muchachos, amén de para una afición volcada con su equipo y que en Ávila ha dado toda una lección de estar con y para su equipo.


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