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LA HISTORIA               + artículos -->

Luis Cardeña Gálvez
28/07/2016
TEMPORADA 1989/90: TOLEDO 3 – LALÍN 1.
 
 

TEMPORADA 1989/90: TOLEDO 3 – LALÍN 1


El triunfo, lo único destacado

Restan dos puntos para la permanencia matemática

Crónica realizada por J. Eloy García Orozco, publicada en el diario “Ya” el 7 de mayo de 1990



Municipal Salto del Caballo. Tarde veraniega. Media jornada económica y menos de media entrada.

Alineaciones

CD Toledo:
Koldo, Maíto, Carrillo (Carlos, m.66), Juan Carlos, Corchado, Lolo, Garoz (Arganda, m.79), Ballester, Bermúdez, Luisito y Paco.

Lalín: Luis César, Capi, César, Acevedo, Román, Tono, Ramiro, Hurtado, Jorge, Pibe y Luis (Nando, m.61)

Árbitro

Linacero del Castillo, con Calzada Franco y González Grande, de Madrid. Regular actuación. Tarjetas para Juan Carlos, Garoz, Paco, Hurtado y al técnico del Lalín.

Goles

1-0, minuto 21: Paco, de tiro raso.

1-1, minuto 43: Luis fusila a Koldo.

2-1, minuto 68: Paco deja de cabeza a Bermúdez y éste cruza con la izquierda.

3-1, minuto 82: Bermúdez cede a Ballester, que marca desde muy cerca por bajo.

Comentario

El Toledo, como se esperaba, derrotó al casi descendido Lalín, pero realizó uno de los peores partidos de la era Lorenzo, ante un rival que fue también de los peores, si no el más malo, de los que han pasado por el Salto del Caballo, pero que así y todo estuvo a punto de frustrar la continuidad casi segura en la categoría -faltan dos puntos para que sea matemática-. Hubo momentos, el cuarto de hora final de la primera mitad y los veinte iniciales de la segunda, en que se mascó la tragedia, aunque Paco, un domingo más, se erigió en el verdugo del rival de turno.

El Toledo se ha colocado con 34 puntos, los que pedía el mister insistentemente para respirar tranquilo, pero aún hay que sumar dos puntos. El Arosa está descendido, Lalín y Langreo tiene 29 puntos, Sporting, Moscardó, Pegaso y Ferrol 30, Endesa y Orense 31, Alcalá 32, y Pontevedra 33. Así, sumando un punto más, Lalín y Langreo ya no lo alcanzarían, lo más empatarían, pero el coeficiente particular beneficia al equipo toledano. Y entonces habría tres descendidos. El cuarto que bajaría es todavía imposible de concretar, pero si se empata con el Endesa faltaría un punto para sentenciar la permanencia, ya que los cuatro equipos, siempre contando que ganaran los seis puntos que están en juego, podrían llegar a 36, y el Toledo tendría 35.

Pero se trata simplemente de operaciones matemáticas, dado que hay choques entre los implicados, amén de los propios rivales del conjunto verde (Endesa y Moscardó fuera y Sporting en casa), que hace que no puedan sumar los seis puntos, por lo que si el equipo toledano gana el domingo al Endesa es seguro que obtendría, como mínimo, la decimotercera posición.

Pero volviendo con el choque, bien podría decirse que los 96 minutos que duró el encuentro, descuentos incluidos, fue de un total y absoluto sopor. No hubo una sola jugada digna de mención por parte local y otro tanto de lo mismo sucedió con el pobretón rival. Pareció, que tras los minutos iniciales, que ninguno de los dos se jugaba ya nada, bien porque estuvieran salvados, bien descendidos. El caso es que no había ninguna tensión, y el Lalín, que jugaba con un positivo, no se alteró en ningún instante.

¿El calor? ¿La creencia general de que el Lalín caería por su propio peso a poco que se apretara? ¿El sistema del fuera de juego que empleaba el Lalín y desarticuló el escaso acierto local? ¿Las bajas de David, Aguilar y Ávila? El caso es que todo esto sobrevoló sobre el cuidado césped toledano. La alteración de líneas a que se vio obligado el técnico local por las bajas antes citadas pereció descentrar todo movimiento.

Así, Koldo no dio seguridad en la meta, Carrillo tuvo un mal debut en casa, Corchado se complicó la vida más de la cuenta. Juan Carlos echó de menos a otro guardián, Garoz se descolocó como lateral izquierdo, Maíto no se aclaró de interior derecho, Lolo se perdió en el lado izquierdo y, encima, no tuvo a su ‘media naranja’ David, y Ballester está claro que no puede jugar de media punta.

De la primera mitad, por tanto, sólo se puede salvar la habilidad del extremo toledano en el logro del primer tanto, y el atolondramiento en el cuarto de hora final que dio lugar a que igualara Luis, con la aquiescencia de Carrillo y el resto de la zaga, aparte que el medio campo dio todas las ventajas del mundo a sus ingenuos pares. De la segunda, lo mejor los dos goles, sobre todo el de Bermúdez, que llegó en el momento justo, porque el Toledo, más que el propio Lalín, no daba una a derechas y cundió cierto pánico ante tanto desatino, siendo el de Ballester el que llevó la tranquilidad a las gradas.


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