Muchos de los aficionados que nos dirigíamos la tarde del pasado domingo al Salto del Caballo para presenciar el encuentro ante los alcarreños pensábamos que, tras su resultado, podríamos ir calibrando en buena medida las posibilidades de nuestro equipo con ocasión de enfrentarnos ante otro de idénticas aspiraciones y que se supone no pueden ser otras que las del ansiado ascenso a superior categoría.

Independientemente del resultado obtenido por los contendientes, su desarrollo deja a la afición con ciertas dudas, aunque sí hay algo que queda muy claro: al CD Toledo de esta temporada le queda mucho por hacer, cosa que lo reconoce hasta su propio entrenador, lo que no es nada malo, a mi modesto entender, porque ello quiere decir que este equipo todavía inexperto puede dar mucho más de sí.

No cesaba de recordar entre mis exigentes vecinos de grada, que nuestro equipo es un conjunto totalmente renovado con una mezcolanza de jugadores jóvenes y menos jóvenes, pero no carentes de cierta calidad, dirigido por alguien al que, por lo que se va viendo, le gusta el fútbol, lo que es de agradecer. Con tal disposición, ¿qué más podemos pedir para la categoría en la que nos encontramos y teniendo en cuenta los recursos económicos que tenemos?

Pero, aún siendo conscientes de los muchos fallos que se cometen, a mí el Toledo actual me está empezando a gustar; y, si no cambia de mentalidad ofensiva, no sólo nos va a dar buenas tardes de fútbol sino que estoy convencido de que, al final, estaremos metidos en la liguilla de ascenso, sobre todo, después de lo mostrado en el terreno de juego por el equipo que se supone sea el “coco” del grupo, el CD Guadalajara.

El Guadalajara me decepcionó. ¿Tanto miedo le tenía a un inexperto CD Toledo para que viniese a practicar el antifútbol a base de mucha marrullería y teatro cuando se supone cuenta en sus filas con jugadores de cierta talla elevada para este nivel? Con tal actitud no creo que llegue muy lejos porque no siempre va a tener la suerte de cara para evitar salir goleado ni cuente con un pésimo trío arbitral tan descaradamente permisivo a su favor.

Hacía tiempo que no estaba tan cálido el ambiente en el Salto del Caballo, no precisamente por el calor atmosférico de un intempestivo horario elegido, propio aún de verano y que, sin lugar a dudas, perjudicó considerablemente al equipo de casa, sino el de una afición que quiere estar con su equipo. Hay que ser más previsores y cuidar más los detalles a favor de los nuestros quienes, por tal causa, no rindieron físicamente en la medida que era de esperar.

Lo importante es que creo que hay campanas y cohetes suficientes para hacerlos sonar al final de estas fiestas que acaban de empezar. Y habiendo campanas y pólvora puede haber repiques y tracas. Pero antes nos lo tendremos que ganar, y con mucho esfuerzo, desde luego. En Illescas nos espera una nueva ocasión para conseguirlo. ¿Será posible?