Es más que probable que nadie más que yo haya tenido la oportunidad de escuchar simultáneamente la introducción del himno del CD Toledo con los acordes de una marcha nupcial. Os aseguro que es algo grandioso, y no por la solemnidad del momento en que tal evento se producía, sino por el mensaje que los sones del primero conllevaba. Tratad de experimentarlo alguna vez; merece la pena, a pesar de la bronca que os pueda llegar por parte de alguien, porque tal sinfonía te eleva a las alturas.

He aquí el cuadro: Un lugar levantino; el interior de una iglesia donde se celebra la boda entre un hombre y una mujer; un teléfono móvil cuya señal de recepción de mensajes está compuesta por las primeras notas del ya citado himno; en tales momentos y muy lejos de allí el CD Toledo está goleando, muy a su pesar por aquéllo de la buena vecindad, al CD Illescas en cuyo estadio se encuentra un tal Ibrahim Al Mamum quien, previamente con el que suscribe habían acordado la emisión, a través del citado cacharro, de cuantas incidencias se produjeran a favor de sus intereses en aquella contienda.

Creo que con mayor o menor torpeza por mi parte ha quedado pintado un típico cuadro sobre el comportamiento entre unos chalados seguidores verdiblancos que quieren a su equipo hasta límites insospechados. Tal escena bufonesca, pero real, podríamos enmarcarla con el titulo de: “Extravagancias forofas”. Una vez finalizado el acto religioso, y llegado el momento de la algarabía, el curioso de turno que no ha dejado de espiarme durante la ceremonia me dice: - “Ya han tenido que ser importantes los mensajes que has recibido para no tener apagado el aparato ¿Quién ha sido el inoportuno, o la inoportuna?” – Le respondo: - “Al Mamum” – a lo que airadamente me contesta: - “¡El mamón serás tú, gilipollas, miasi el pijo…”- Bueno, vale, ignorante, - digo para mis adentros con regocijo- . Tengamos la fiesta en paz.

No me están sorprendiendo las victorias a domicilio de nuestro equipo. Sin yo saber de fútbol, alguien fue testigo la nefasta tarde en que se perdió ante el Tarazona, cuando dije que esta temporada el Toledo iba a ganar más partidos fuera de casa que en ella; la razón es bien sabida por todos cuantos acudimos al Salto del Caballo: todo contendiente que se atreva a jugarle abiertamente puede resultarle fatal y estar perdido de antemano. Y si en sus casas no se abren, peor para ellos.

También decía en mis comentarios de la semana pasada que a este nuevo Toledo aún le queda mucho por aprender; pero siendo ése el mayor problema, deduzco que, de la misma forma, aún le queda bastante por ofrecer. En definitiva, la buena cosecha está garantizada. No obstante, habremos de tener paciencia con los resultados adversos que, sin lugar a dudas, también habrán de llegar.

No quiero terminar sin antes expresar mi sincera admiración por lo que está haciendo nuestro querido vecino, el Getafe, al que le deseo lo mejor por cuanto ha hecho a favor de nuestro club. Tanto en el inicio de la pasada temporada, como en el de la actual, tuvo el detalle de enfrentarse desinteresada y amistosamente al CD Toledo en el Salto del Caballo. Vaya para ellos mi más entusiasta felicitación y deseos de que se mantengan en la categoría a la espera de poder visitarnos mutuamente en un futuro no muy lejano.