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Luis Cardeña Gálvez
3/12/2009
JOHN CHARLES.
 
Foto ilustrativa del artículo
 

JOHN CHARLES, EL GIGANTE BUENO


Umberto Agnelli, que acababa de tomar las riendas de la Juve y de la Fiat, quería devolver la fama de los años treinta y principios de los cincuenta, a la ‘Vecchia Signora’, tras seis años sin títulos, y se gastó la fortuna dinástica para traer a los dos jugadores que entonces tenían la fama de ser los mejores de Europa y de Sudamérica: John Charles y Omar Sivori. Esta misma temporada 1957/58, tras haber hecho treinta goles el año anterior con el Leeds United, John Charles fue máxima goleador de la ‘Lega’ con veintiocho tantos, Sivori hizo veintidós, y la Juventud ganó el título. Dos años más tarde, John Charles marcó veintitrés goles, Sivori veintiocho, y la Juve fue campeona otra vez. Repitió título el año siguiente, además de ganar dos Copas, en esos cinco años pletóricos en títulos y goles.

John Charles esquivó ser boxeador, no le gustaba ver a su rival tumefacto. Llegó de las minas de Gales al fútbol, como defensa central por su alto tamaño y su habilidad con la cabeza. La cabeza que más tarde le iba a convertir como el mejor rematador del mundo... en ataque. Efectivamente, en el Leeds, donde empezó a los dieciséis años, jugó seis años de central, cuando su entrenador decidió por fin hacer de él un delantero centro, en 1953. Estos años de defensa y la llegada del ‘catenaccio’ en Italia, que le devolvieron a casa prematuramente, impidieron que sus marcas fueran más impresionantes, aunque sean del nivel de los grandes delanteros clásicos.

Su mote de 'Buen Gigante', aparte de su sabida desafección para la sangre del boxeo, lo debe también a la ausencia de amonestación en toda su carrera y a un bello gesto en un partido de la máxima rivalidad, contra la Sampdoria, cuando se escapó de su defensa y se iba sólo a marcar. Su marcador yacía al suelo, lesionado, y entonces no era comedia ‘dell´arte’. Se paró y echo la pelota fuera, uno de los pocos ejemplos de deportividad y ‘fair play’ espontáneo conocido a este alto nivel.

John Charles había agrandado su fama en el Mundial de 1958, donde llegó por primera vez País de Gales, gracias a sus goles. Allí en Suecia, se enfrentó en el torneo mundial a Just Fontaine y a Pelé. El francés Just Fontaine, aún mejor goleador de un Mundial, con trece goles en seis partidos, siempre cita a John Charles entre los mejores delanteros de la historia del fútbol.


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