ARGENTINA 1978


Julio Maldonado, ‘Maldini’: “De la Naranja Mecánica a la Mano de Dios”. Editorial Planeta, 2006


Argentina acogía un Mundial marcado por dos cosas, el frío del duro invierno y los fusiles de los militares argentinos. Un torneo extraño a priori. En Europa, el fútbol inglés se había convertido en referencia con los títulos del Liverpool en la Copa de Europa y sin embargo su selección había sido eliminada. Todo apuntaba al favoritismo de un equipo sudamericano, por supuesto el local Argentina o Brasil, que apostó por un estilo más europeo y de choque con Coutinho. No funcionó y los argentinos se llevaron el título.

En plena dictadura militar, en el llamado “proceso de reorganización nacional”, se jugó el Mundial de Argentina 78. Rafael Videla, como comandante en jefe del ejército, junto a Agosti (Fuerza Aérea) y Massera (Armada), había encabezado dos años antes un golpe de Estado que acabó con el gobierno democrático de María Estela Martínez de Perón, Isabelita. Cuando se jugó el Mundial, Argentina era un caos, sumida en una represión de cualquier ideológica y política contraria al régimen, con la violación sistemática de los derechos humanos mediante asesinatos, encarcelamientos y torturas. En pleno Mundial, la revista ‘El Gráfico’ publicó esta presunta carta de la estrella Ruud Krol a su hija:

CARTA A MI HIJA

Mi preciosa:

Tu madre te leerá esta carta. Quiero decirte antes que nada que te extraño mucho, aunque el recuerdo y la sonrisita que sale de tu foto siempre me acompañan. Ya compré la muñequita que te prometí. Es rubia como tú y tiene un par de ojos exactamente iguales a los tuyos. Camina, habla y muy pronto, cuando yo regrese, jugaremos con ella tirados en el living.

Mamá me contó que estos días lloraste mucho porque algunos amiguitos te dijeron cosas muy feas que pasaban en Argentina. Pero no es así. Es una mentirita infantil de ellos. Papá está muy bien. Aquí todo es tranquilidad y belleza. Esto no es la Copa del Mundo, sino la Copa de la Paz.

No te asustes si ves alguna foto de la concentración con soldaditos de verde a nuestro lado. Ésos son nuestros amigos, nos cuidan y nos protegen. Nos quieren como toda la gente de este país, que desde el mismo momento de la llegada nos demostró su afecto. Como en el aeropuerto, cuando nos esperaron con banderas de nuestra patria y nos tiraban besos y todas las manos querían abrazarnos.

Todas las noches, después de la cena, me llevo a ‘Principito’ (¿Te acordás?, nuestra ascota) a mi habitación. Le enseño por enésima vez tu foto y conversamos mucho sobre ti. Tanto que ya te conoce. Él me llena un poquito tu ausencia. Se adormece como tú, cuando comienzo a contar los mismos cuentos que tantas veces has escuchado. Por la mañana, muy temprano, sube a nuestras habitaciones a despertarnos. Hasta en eso me hace recordarte más, porque es igual a ti, cuando vienes a nuestro lado a buscar el calor de mamá y papá apenas te levantas. ¿Sabes qué me pregunta? “¿Soñaste con Mabelle, Ruud?”. Cada vez hace más frío. Por las ventanas del hotel vemos todos los días caer la nieve. El paisaje es hermoso, pero me faltas tú. Sonríe, pronto estaremos juntos. No tengas miedo, papá está bien, tiene la muñeca y un batallón de soldaditos que lo cuida. Que lo protege y que de sus fusiles salen flores. Diles a tus amiguitos la verdad. Argentina es tierra de amor. Algún día, cuando seas grande, podrás comprender toda la verdad.

Te adoro, cuida a mamá, espérame con una sonrisa y andá pensando en un nombre para la muñequita. Mi beso. Papito.

P.D.: Yo ya elegí el nombre para tu muñeca. Sería “Argentina”. Si puedes elegir uno mejor, dímelo.

‘El Gráfico’ publicó la presunta carta escrita por un holandés a su hija… ¡en inglés!, y sólo fue una evidencia más de cómo la dictadura militar utilizó el Mundial y los medios de comunicación para su propia propaganda. Una anécdota que resume el Mundial en sí.