Qué bueno es bajar al Salto del Caballo cumpliendo ese bonito ritual de ir al futbol, de ver al Toledo y comprobar que todo permanece en su sitio, como siempre.

Cuando estoy solo por esos palcos de arriba haciendo el seguimiento del partido me entretengo, no solo con el juego, sino en observar que cada uno está en su sitio. Solo con asomarme un poco puedo distinguir al fondo de la tribuna al grupo de entrenadores fieles a los partidos del Toledo con Paulino a la cabeza, ese incombustible seguidor del equipo que nunca suele faltar. Un poco más cerca mis hermanos, mis sobrinos y los chicos de la prensa, con Angel contando uno a uno a los asistentes al partido.

Casi debajo de mi Pepe, mi gran amigo Pepe. Lo que me gusta hablar con él de futbol y de la vida en general, acompañado de sus fieles, amigos también. Y Jesús, siempre de pie en el mismo sitio, viendo cómo juega su hijo.

Al fondo, en la otra banda, Jose espera disciplinado recoger los balones que se pierdan por allí. No se mueve de su sitio ni abandona su obligación aunque llueva. Seguro que adivino lo que está pensando, es fácil: que el Toledo va subir de categoría y que vamos a llegar a Primera División en nada de tiempo. A veces le acompaña Sergio, otro disciplinado seguidor. Sergio, perdóname, quizás tu no sepas porque, mejor así.

Los del bar, los Komandos Verdes, los empleados del campo, están todos en su puesto. A muchas caras les puedo poner nombre, ya son muchos años viniendo por aquí, pero otros son solo rostros que están ahí, no faltan, son parte necesaria del espectáculo.

Están hasta los que se fueron un día para siempre porque acuden con nosotros en nuestro recuerdo, en nuestros corazones. Cada uno llevamos a alguno de una mano imaginaria a ocupar su localidad, la que les gustaba.

Todo está preparado, ya pueden salir los equipos al campo. Seguro que hoy ganamos, aunque en realidad……………que importa.