Amigo CDTOLEDO1979, muy bueno tu comentario.
Intentando ponerme un poco al día en el foro, veo que el ambiente (como no podía ser de otra manera) está bastante crispado. En realidad, es una mezcla de crispación, ansiedad, abatimiento e impotencia.
Está visto que somos unos desgraciaditos. Cuando económicamente no nos va mal, cosechamos los mayores fracasos. Esto no es muy normal. Creo que lo que pasa en Toledo, algunas veces, no tiene nada de normal.
Primero fue el Sangonerazo; cuando lo teníamos todo a nuestro favor, nos pegamos la leche del siglo, con una sospechosa trastienda que siempre será una incógnita para nosotros y que supuso uno de los mayores palos de nuestra historia reciente.
Después, el más que infame final de temporada en que, esta vez sí, de una manera más que flagrante una panda de sinvergüenzas se rieron de nosotros y jugaron descaradamente con los sentimientos de una afición y una ciudad.
Y cuando pesamos que jamás volveríamos a vivir otra pesadilla como aquella (al menos no tan pronto), aparecen estos para impedir que cerremos aún nuestras heridas y recordarnos la farsa en que se está convirtiendo este podrido ¿deporte?
Siempre he dicho (precisamente porque yo sí procuro tomarme esto como un deporte) que hay que poner buena cara cuando se gana, a intentar ponerla también cuando se pierde. Comprender la labor de directivos, preparadores y jugadores de la mejor manera, agradeciendo siempre que nos sigan dando la oportunidad de vivir nuestro fútbol. Pero, como ya dije hace unos meses, desde hace algún tiempo denoto cierto tufillo a pura mierda, que me producen náuseas.
Alguien debería enseñarles a estos tipos (entrenador y jugadores) que es lo que el fútbol y la camiseta que uno ama representa para una afición. Es muy triste, más que triste indignante, sentirse en las caprichosas manos de unos individuos que no son capaces de ver más allá de sus propias conveniencias, aspiraciones y comodidades.
Algún forero ha dicho que es poco el dinero que ganan en esta categoría; en la actualidad, en la pu.ta actualidad que nos ha tocado vivir, hay hombres y mujeres que, cerca de la cuarentena aún no han conseguido estrenarse en el mercado laboral, con la tremenda desgracia que esto supone. Y los que tenemos la fortuna de poder soportar a diario a más de un hijo de pu.ta, hacernos la vida imposible, mientras damos gracias por ello, por tener un salario de mierda para sobrevivir, haciendo aquello que no nos gusta, sí amigos, porque las estadísticas hablan de un elevado porcentaje de la población que se considera desgraciada por tener un trabajo que no les llena, repito, los que tenemos esta fortuna, nos gastamos con gusto parte de ese salario de mierda en seguir a nuestro equipo de fútbol, arriesgándonos año tras año a sentir el desprecio de unos impresentables sin sentimientos cuya justificación se limita a un par de falsas lágrimas tras un descenso.
Después de los últimos despropósitos todavía no he oído a ninguno disculparse ante la afición o, al menos, declarar la intención de mejorar. Lo que sí he visto son feos gestos hacia la grada, feas palabras o, lo que es peor, en ocasiones, indiferencia. Bastante falta de respeto hacia los que, domingo tras domingo, asistimos con ánimo de ver fútbol (que de eso se trata), ganar o perder, pero saliendo del campo con la tranquilidad de que nuestro dinero es tratado con honestidad y dignidad. Y estos (no sé si con alguna excepción) ni son honestos con nuestro dinero ni son dignos de llevar nuestra camiseta.
Y tenemos un entrenador que ve, permite y calla. Un tipo al que, parece ser, no le gustan las palabras altas ni los puñetazos en las taquillas del vestuario. Un tipo que se ensaña precisamente con uno de los jugadores que más está dando por esta camiseta y más orgullo está demostrando y, además, uno de los que menos cobra. Un entrenador que, no sé por qué (misterios de vestuario, como siempre) se ha propuesto bajarnos a tercera de nuevo, si no le echan antes, que es lo que quiere ¿o alguien lo duda?
Los componentes de la Peña Football Toledo 1928, hace dos temporadas, cuando descendimos a tercera de la manera tan vergonzosa que todos recordamos, en un ejercicio de honestidad y gallardía decidimos celebrar la cena en la que entregamos el trofeo al mejor jugador de la temporada (mejor dicho, al menos malo). Os podéis imaginar el ambiente que se presumía iba a ver en dicha velada. Pues bien, pusimos todo de nuestra parte para aislar aquel momento de todo lo sucedido y dar, a pesar de la canallada sufrida, el mejor de nuestros ánimos y nuestras sonrisas a aquellos que nos habían devuelto de nueva a la zanja. Y lo conseguimos, os lo puedo asegurar. Y no es que los de mi peña seamos mejores que nadie, ni distintos, sino que somos parte de una afición que sí responde, una afición que a pesar de sufrir una puñalada tras otra, siempre ofrece la mejor cara a quienes las perpetran.
Ya está bien, por favor. Bastante mosqueo tengo ya esta temporada con la política de precios de los abonos de tribuna, y haber tenido que pagar 150 por el abono de mi hijo, de 12 años, para que estos tíos nos devuelvan el favor de la manera más guarra posible. Mi hijo, por su edad, afortunadamente, está protegido aún con la venda de la inocencia, y no seré yo quien se la quite; pero nosotros, los adultos, somos ya mayorcitos para tener que soportar que unos niñatos zarandeen a su antojo nuestro sentimiento.
En lo futbolístico, si es que soy capaz de separarlo de lo canallesco, es como ocurre en otros grupos, como si la federación le otorgara a nuestros adversarios los tres puntos por retirada de la competición. Salimos al campo, pero ya hace unas cuantas semanas que nos hemos retirado de la competición. Tenemos un entrenador que, de forma descarada, ya no sabe que hacer para que le indemnicen; y unos jugadores que, viendo lo que están viendo, no son capaces de enfrentarse a la situación y declarar lo que todos queremos oír, por lo menos para despejar las dudas. Y tenemos un presidente que se encuentra en la tesitura de tener que decidir si asistir resignado a otro vergonzante descenso o jugársela de nuevo con el amargo recuerdo del pasado reciente y, lo que es peor, teniendo que rendir cuentas por pagar a un tipo que está pidiendo a gritos salir de la ciudad.
Algún forero ha dicho que siente envidia de equipos como La Roda. Yo no siento envidia de este equipo; siento lástima por el mío. Deportivamente, no tenemos nada que envidiar a La Roda. El Toledo ha pisado la segunda División siete temporadas seguidas, cosa que, excepto Albacete, nadie más en nuestra comunidad ha conseguido. Lo único que no me explico es que, siempre, tengamos dinero o no, tenemos alguna película de terror, es como si alguien nos hubiera echado mal de ojo. Lo que siento esta temporada es rabia, impotencia por no poder parar los pies a quienes se han propuesto que un año más tengamos el honor de ser el equipo más ridículo de España entera.
Tras varios partidos sin poder asistir, el próximo domingo espero estar en el Salto del Caballo con la debilitada esperanza de ver reaccionar a mi equipo, de ver despertar el orgullo de quien lo tenga aún y sea capaz de darse cuenta que, por encima de sus caprichos hay personas con sentimiento, capaces de perdonar mil veces y agradecer el más mínimo gesto de valentía. Pero, lo siento amigo Tonitolón, no me pidas que aplauda; siempre he dicho que jamás insultaré en el fútbol, ni abuchearé, ni pitaré a mis jugadores ni a ningún contrario, pero mostraré mi disgusto cuando así sea de la manera más respetuosa que conozco: con silencio, con la misma indiferencia que ellos muestran hacia nosotros. Toni, al igual que tú y que otros muchos, amo este Club, este equipo, estos colores, pero no puedo amar a quien me hace daño importándole muy poco este sentimiento. Yo si soy capaz de diferenciar entre un club y las personas que los constituyen en cada momento; y en este momento mi corazón está destrozado por culpa de aquellos que no saben valorar la importancia que una afición tiene para la entidad.
Si algún jugador lee nuestros comentarios del foro, le diré que no le voy a pedir absolutamente nada, porque ya somos mayorcitos y cada uno sabe cual es su obligación. A mí me pagan en mi trabajo por realizarlo de la manera más honesta que sé, y ellos cobran por hacer su trabajo, ese trabajo que a ellos si les encanta, de la manera más honesta. Tan sólo le diré que debería hacer un esfuerzo por tener la suficiente capacidad mental para comprender que nosotros, los aficionados, jamás deberíamos ser muñeco de trapo con quien pagar sus limitaciones y cobardías.
Nos están haciendo mucho daño, amigos, y no deberíamos consentir que nadie pisotee adrede nuestras ilusiones, las de nuestros fieles mayores y las de nuestros hijos, futuro de una afición que sueña con ser grande algún día.
"Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas". (Groucho Marx).