Lo que todos ya sabíamos sobre que el CD Toledo como institución es como una República Bananera lo viene a confirmar la resolución del Comité de Competición sobre el partido Toledo-Torrijos de liga nacional de juveniles. No quiero con mis palabras menospreciar al o a los responsables del trabajo administrativo en las oficinas del club, pero si quiero decirles una cosa: no sé si están o no capacitados para realizar ese trabajo (me temo que no), pero la imagen del club se deteriora con estas cosas mucho más que cualquier derrota deportiva, y éste es un trabajo tan importante o más que el que deben realizar los jugadores sobre el terreno de juego.
Un club de fútol no se limita sólo a los jugadores, al entrenador y al presidente. En cualquier institución que se precie de llamarse así, existe un orden jerárquico y organizado a todos los niveles, que va desde el último mono al primero, desde el utillero al Presidente, pasando por auxiliares, administrativos, tesorero, abogados, economistas, secretarios técnicos, coordinadores de la cantera, entrenadores, jugadores y miembros del consejo de administración. Y todos deben tener bien claro cual es su función y cuales sus obligaciones. Si se quieren obtener objetivos y resultados concretos, las personas que ocupen esos puestos deben, por lo menos estar no solo diligentemente coordinados, sino capacitados para ello. Y si no valen, pues no valen, igual que pasa con los jugadores.